SE TRATÓ DE UNA MUY FELIZ IDEA

Se trató de una muy feliz idea

<<~ LA GEOMETRÍA DEL ANCESTRO-6

 

SE TRATÓ DE UNA MUY FELIZ IDEA

 

Al día siguiente, tras avisar a sus padres, los cuatro amigos salieron hacia el bosque provistos de todo lo necesario para pasar más de un día en aquel lugar. El camino hacia el impresionante bosque fue muy feliz. Estaban juntos y se dirigían hacia una especie de aventura que solo uno parecía conocer, pero no les importaba. Sabían que a Daarko le había sucedido algo extraordinario.

 

Todo cuanto hicieron en el bosque fue con las indicaciones de Daarko, el cual se había pasado parte de la noche maquinando conceptos y planes para realizarlos. Sabía que necesitaría la ayuda de los otros tres amigos. Sería la manera de hacerlo en un tiempo no demasiado largo, pues las herramientas de que disponían convertirían la labor en algo prolongado y engorroso.

Fabricaron dos discos de tronco, de las que utilizaban para elaborar bandejas pero de mayor altura. Por parejas, se dedicaron a alisar las caras del cilindro para que quedaran algo menos toscas. Después -siempre dirigidos por Daarko-, marcaron lo que representaba un centro. A través de él practicaron un orificio que atravesaba el bloque se madera de cara a cara.

Terminada esta parte de la labor, Daarko comenzó a dar saltos como un auténtico loco alrededor de sus amigos. Ellos no sabían cómo reaccionar, pero a la segunda vuelta no pudieron aguantar más y empezaron a destornillarse de risa. La escena era francamente cómica y no pasó mucho tiempo sin que todos danzasen detrás de Daarko como auténticos poseídos.

SIGUE EL MISTERIO

De repente, Shieja, cesa el baile y le pregunta a Daarko qué significaba aquello tan estúpido. Por supuesto, tenía que ponerles al corriente si quería que continuasen haciendo el bobo de aquella manera. El joven, muy serio, contesta:

-Ya os dije que en el ‘centro’ estaba la respuesta.

-Y ahora que te has explicado tan bien, ¿qué sigue, jefe? – siseó Riemah con socarronería.

-Estamos a punto de terminar. Busquemos una rama que ajuste en el agujero.

-Es un orificio bastante grande – observa Shieja.

-Hará falta una rama fuerte, ya lo veréis. Es necesario que se adapte muy bien al orificio, ha de quedar lo más sujeta posible.

Todos buscan ramas hasta que dan con la más adecuada. La colocan en el cilindro, una vez desbastada, y la cortan de forma que sobresalga unos dos palmos por cada lado. Todos se quedan pasmados al ver el artilugio.

La sorpresa fue mayor al observar cómo el joven se colocaba  sobre el mismo y ponía un pie en cada extremo de la rama incrustada en la madera. No pudo resistir el difícil equilibrio y cayó de bruces sin mucha gracia.

Luego, tanteó la postura hasta que decidió colocarse unas cuantas hojas secas en cada mano. Se apoyó bien en la rama, asiéndola con ambas manos, una a cada lado del cilindro de madera. Con gritos nerviosos, rogó a Krould, que estaba tan asombrado como las dos muchachas, que le cogiera por los pies. Krould obedeció. Y Daarko chilló:

¡¡¡Empújame, Krould, empújame!!!

Y Krould, como un coloso autómata, al creer que lo que se proponía le costaría gran esfuerzo, arremete con Daarko.

La escena fue de lo más ridícula: Daarko a horcajadas y Krould, que lo aferraba por los tobillos en una postura grotesca, salieron impelidos por su propio impulso. El muchachote se vio obligado a correr a trompicones para no caerse de narices. A pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió y cayó, dejando a Daarko abandonado a su propia suerte, el cual continuó cogido a la primera rueda de la historia de la humanidad, que le arrastró durante un buen trecho…

TODOS PERPLEJOS

Las jóvenes, simples espectadoras, pasaron del asombro a la risa, luego a la carcajada, después al mayor de los sustos. Al final, terminaron parteéndose de risa por el insólito espectáculo…

En cambio Krould, con el semblante muy serio, se pone en pie, se acerca con tranquilidad a su amigo, le agarra por los hombros levantándole con un solo gesto y le abraza llorando… La mente técnica de Krould, dándose cuenta del poco esfuerzo que necesitó en realidad para arrastrar a Daarko, comprendió de inmediato todo lo que había sucedido durante las últimas horas. El coloso entendió la angustia de su genial amigo, lo que significaba su invento: la proyección en una posible carretilla, un posible carro y un tremendo etcétera, que ambos amigos, y una pléyade de amigos más, construirían en el futuro sin ningún límite…

Rimah y Shieja, al no haber vivido toda la historia que se traían entre manos los dos amigos, no podían tener conciencia de lo que sucedía. Pero su actitud pasó de la risa a un expectante respeto y vieron como Krould se dirigía a Daarko, con los ojos anegados en lágrimas, diciéndole:

-Eres el tío más loco que me he echado a la cara y siempre lo serás. Pero espero poder ayudarte siempre en tus locuras y, por supuesto, una vez más tenías razón, en el ‘centro’ estaba la solución.

 

Hubo descubrimientos fundamentales en la vida del hombre como, sin duda, lo fue el fuego. El fuego fue el origen de una avalancha de beneficios sin los cuales no hubiese podido avanzar como lo hizo.

Otro indiscutible fue la palanca, que permitió multiplicar la fuerza, además de ser el primero de una serie de descubrimientos relacionados con ella: las máquinas simples estaban en marcha y la mecánica estaba servida. Pasarían siglos hasta que un matemático, geómetra y tecnólogo definiera las leyes que rigen la palanca y todo cuanto de ella se deriva.

Pero con la rueda el hombre se adentró para siempre en el mundo de la tecnología: la rueda no solo permitió multiplicar la fuerza, sino que permitió direccionarla. Las aplicaciones fueron interminables: arados, carro, noria y un largo etcétera. Y con la rueda dentada: molino, prensa… y un etcétera que todavía no ha terminado…

 

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INEXISTENCIA-EL ‘OCUPA’ IGNORADO

EL OCUPA IGNORADO

EL OCUPA IGNORADO

 

Ante un crimen se rastrea al posible culpable hasta el extremo mediante una indagación amplia y exhaustiva. En cambio, en otros casos, no hay interés alguno en analizar nada. Como siempre: el protocolo…

Hace bastante tiempo, una noticia en TV-1 decía, en síntesis personalizada: “En un pueblo, en un barrio, en un bloque de viviendas, una culebra de considerables dimensiones siembra la inquietud y el temor entre los vecinos al anidar bajo el tejado del inmueble…

Planes y opiniones de todo tipo respecto al cómo librarse del peligroso ofidio.”

 

Mi intención, a decir verdad, no es recrear la noticia en cuestión. Ni tampoco la extrañeza que me causó comprobar, el poco conocimiento, la falta de imaginación e, incluso, la ausencia del sentido del ridículo de los que estamos investidos…

No, no es esta mi intención. Porque ¿qué sabemos, en general, sobre las serpientes animales, culebras o no culebras?

Desde luego que lo que me ha impulsado a escribir este artículo sobre culebras e inquietudes, no son ni las culebras ni las inquietudes que nos origina todo cuanto notamos e, incluso, intuimos que nos arremete…

Pero antes dejadme que continúe con la noticia de origen:

“…después de infructuosos intentos probando toda suerte de métodos y hechizos, deciden penetrar en el recinto que se origina en el tejado común de las viviendas. Practican un orificio en el techo que corona la escalera de uno de los inmuebles para acceder al presunto hospedaje de la serpiente.

A través del hueco obtenido, lo justo para que pase una persona y en cuyo interior no puede ponerse en pie después de haber penetrado con sigilo, descubren en su interior una serie de enseres que achacan a la existencia de un presunto ‘ocupa’. Continúan desalojando la zona hasta ser capaces de acceder al lugar y atrapar, finalmente, al peligroso ofidio.”

Felicitaciones, alegrías, parabienes, algarabía general. ¡Éxito! Todo acaba bien.

VAMOS A MATIZAR

Pero me pregunto si alguien se planteó cómo y por qué fue a para allí la culebrita de la historia de final tan feliz.

Pero este tampoco este es el motivo de mi artículo.

Imaginemos que hace unas líneas me refiero a la noticia que nos trae con una pequeña variación de términos. Sólo reproduzco partes de lo que antes ya dije y resalto la diferencia):

Una noticia en la Televisión decía, en síntesis personalizada:

“En un pueblo, en un barrio, en un bloque de viviendas, una culebra de considerables dimensiones siembra la inquietud y el temor entre los vecinos al anidar bajo el tejado del inmueble…

Planes y opiniones de todo tipo respecto al cómo librarse del peligroso ofidio.”

“…después de infructuosos intentos probando toda suerte de métodos… deciden penetrar en el recinto…. Practican un orificio en el techo que corona la escalera de uno de los inmuebles…

Penetran con sigilo a través del hueco obtenido. Descubren una serie de enseres que achacan a la existencia de un presunto ‘ocupa’. Continúan desalojando la zona, a modo de ‘alzamiento extemporáneo’, hasta ser capaces de acceder al lugar y atrapar, finalmente, al peligroso ofidio.”

EL MEOLLO DE LA CUESTIÓN

Al fin, legamos al motivo real de este artículo. Que no es más que el triste asombro de que “la noticia se centre en la noticia”, sin más. Y que no se le haya dado más importancia a que, en aquel inhóspito lugar, hubieran vivido ‘ocupas’…

Ya sé que no es fácil. Problemas hay muchos. Pero me temo que nuestras sociedades han logrado un tipo de personaje que podríamos denominar como “el que no llegó”. O, tal vez, ‘”el que no resistió”, que para “el que no llega” debiera servir de seria reflexión. Esto aunque sólo fuese por el dicho: «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar».

En general, no somos tan indiferentes. Más bien pienso que el bienestar personal, conseguido con tanto esfuerzo, nos deja instalados e inertes en el temor de tener que compartirlo o perderlo…

La casuística que acompañó la vida, los acontecimientos y la muerte  en el ancestro, se ha convertido, hoy día, en rígida necesidad de seguridad. Pero las cosas, en su fondo, no han cambiado tanto. Y no hay más… ¿No?

¿No hace falta retomar el concepto de lo que es ‘existir?