IDILIO ENTRE EL MAR Y LA TIERRA

IDILIO ENTRE EL MAR Y LA TIERRA

 

Por supuesto, hablar del idilio entre el Mar y la Tierra es narrar la interacción del agua y la tierra como portadores esenciales de vida. Sin duda, esto conduce a situar estos elementos en la metáfora de dos amante. Y, como es obvio, al estar el agua más dotada de libertad que la tierra, le corresponde cantarle amores mientras la recorrer. Y lo hace realizando su propio ciclo vital. Así, la busca con frenesí, la penetra, se transforma y, al fin, vuelve a su origen, para unirse a ella en un placentero abrazo…

 

MAR  Y  TIERRA

 No soy más que ola batiente,
encrespada, espumosa ola,
brava, insidiosa y rota,
pertinaz, acariciadora ola,
creando senderos para alcanzarte
sin dañar la firmeza de tu carne.

Errante errada ola, que avanza
trazando caminos inquieta de deseo,
pletórica de vida, llena de la esperanza
de lograr el anhelo de recorrerte;
ola queriendo morir en su rizo
para poder nacer en su agua.

Agua ansiosa por lamer la historia de tu calma
y, dragando tu fondo con mi húmedo cuerpo,
arrastrar los guijarros que arrojaron a tu palma,
abrir brechas que lleguen al centro de tu magma,
trazando los pasos que lleven lava de lo hondo
a la cumbre de tus desesperadas ansias.

No se frene tu anhelo en la potencia de mi agua,
ni te agote su asedio ni la fuerza de su embate,
que no quiero penetrarte para hollarte las entrañas,
sino alcanzar en tu seno la cálida añoranza
de la luz que venza las densas tinieblas,
iluminando el camino que seguir deba.

En ti busco la savia que llene mis burbujas
y el fuego que evapore las angustias
y la calma que amanse mis combates
y la fuerza que impulse mis cansancios,
y, remontándote en mis ríos, me transporte
al nacer de tus sueños ensoñados.

No quisiera vivir tanteando lo imposible,
ideando mi transcurso con cada gesto;
quiero vivir presenciando tu existencia,
quiero existir escalándote en mi esencia
y tornar nuevamente por mi cauce y abrazarte
al desperezar nuestra lucha en el regazo de tu playa