EL YIN-YANG DE LA CONFUSIÓN

 

Cuántas veces el ser humano se halla confuso y se cuestiona la realidad de su existencia. Reconoce la verdad de la Naturaleza, sus atributos y maravillosos espectáculos, que le sirven de punto de referencia para situarse a sí mismo… Pero, por más que lo intente, no siempre halla las respuestas que su propia naturaleza necesita…

 

CONFUSO

Soy cascada atronadora y espumosa,
agua brava, temible y devastadora,
tenaz devoradora de roca,
que lamiendo el duro monte
y resbalando por su falda,
arrastro mi escandalosa charla
hasta cambiar de nombre
en el mar de tus ensueños.
Pero… si pienso que soy agua,
es porque soy hombre…

Soy ave recia y majestuosa,
que lanzada a un lento vuelo
en blando y ágil braceo,
recorro mares, ríos y cañadas,
remonto, incansable, altivos montes,
rebaso bosques interminables
buscando con tesón perseverante
el lejano horizonte de mis deseos.
Pero… si pienso que soy pájaro,
es porque soy hombre…

Arco iris es mi corona,
grácil tallo la sustenta,
que, incitada por el viento,
se estremece dulcemente
esparciendo por su cuerpo
mi excitante y tenue aroma.
Soy cándida, primorosa y fugaz
creadora de un mundo de color.
Pero… si pienso que soy flor,
es porque soy hombre…

Mi mole, eterno tronco,
sin dudar ha sido siempre
testigo susurrante y paciente
de grandes angustias y grandes gozos.
Brazos anchos, inmensos hombros,
infinitos pulmones breves,
cuerpo hincado en tierra
de quimera y esperanza.
Pero… si pienso que soy árbol,
es porque soy hombre…

Coloso descomunal es mi cuerpo,
albergue de ríos, bosques y bandadas,
insólito espectador mudo
del transcurso de los tiempos.
Hosco, recio, inmenso cuerpo
que, lentamente acomodado
a mil extremas exigencias,
de repente es transformado,
en su faz y en su seno,
sin ninguna benevolencia.

Eterno en la vida del hombre,
relámpago de vida en la Eternidad,
es morada de arduas mentes,
soporte de firmes empeños,
descanso final de toda voluntad:
amoroso, dócil y blando cuerpo,
abrazando al que, sumiso,
lo penetra para no salir jamás.
Pero… si pienso que soy Tierra
es porque soy hombre…

La cascada del ser penetra por mi piel,
el vuelo de mi mente surca el firmamento,
el fruto de mi árbol dará continuidad
a la flor del espíritu que anida en mi ente.
En el infinito la buscada meta,
angustia, esperanza y muerte el camino
incertidumbre es el lejano destino,
amor eterno mi incondicional arma.
Pero…, si pienso que soy hombre…,
¿qué soy realmente?