
<<~ EN BUSCA DEL AHORRO ENERGÉTICO-2
LAS EXPLICACIONES
-¿Qué te sucedió en el campo, Daarko, qué te pasó?
-Fue algo sencillo. Quise incorporarme después de caerme y no logré hacerlo. En el segundo intento, al ir a apoyar las manos de nuevo, lo hice sobre las huellas que ya habían dejado en la tierra, y entonces lo vi claro…
-¿Qué es lo que viste, Daarko?
-Krould, coloqué mis dedos sobre la huella y entonces me di cuenta de lo que buscaba. Quería encontrar la manera de facilitar los trueques, sobre todo por las pérdidas que nos ocasionaban las malas operaciones.
-¿Pero qué era lo que buscabas?
-Yo tampoco estaba seguro, pero hacía tiempo que me rondaba una idea comparativa
-¿Comparativa?
-Sí, no sabía cómo, pero tenía que lograr que no fuese necesario transportar los productos para mostrarlos. Un día pensé que podía llevar palitos o pequeñas piedras en lugar de los objetos. Me puse muy contento, pero sabía que había algo más.
-¡Eres genial, Daarko, eso ya habría sido suficiente! ¿Por qué no lo dijiste? Todos se hubiesen alegrado.
-¡Claro, pero quise probar cómo funcionaba el asunto antes de comunicarlo. Y, como te dije, sabía que me rondaba por la cabeza algo más que no llegaba a captar lo que era…Al ver mis manos de inmediato lo supe. En lugar de piedrecillas podemos llevar trazos en una tabla, tantos como objetos. Por eso hablé de comparativa.
-¡Amigo, esto es todavía más genial! ¡Eres formidable! Todos te felicitarán por tu gran idea.
-No quiero que me feliciten. Antes quiero estar seguro de que aquí acaba todo lo que me inquietaba. Me felicitaré a mí mismo, si llego a saberlo. Lo único que deseo es ser útil.
-¿Y a ti, Krould, qué te pasó? Me gritaste muy alterado diciéndome que me entendías. Yo sé que esto no fue por el final de tu liderazgo en el arrastre de piedras –bromea Daarko.
-¡No me lo recuerdes, majadero! ¡Qué ridículo, que vergüenza con Shieja! Suerte que a ella no le importó; lo sintió, pero dijo que la próxima vez no sucedería, porque ella no iría. Me lo tomé en serio, pero al empezar a quejarme, me dijo que era una broma. Y, por cierto, ¡qué tortazo, madre!
-Sí, terrible. ¿Pero qué fue lo que te pasó por la cabeza?
-Tú también sabes lo que me preocupaba por evitar el esfuerzo que hacemos con muchas de las operaciones que realizamos a diario. Yo lo considero un esfuerzo innecesario, ya te lo dije –su amigo afirma sin decir palabra-. Cuando caí de aquella forma tan brutal (no pienso repetirlo en mi vida), al levantarme y ver lo que había pasado creí que había dado con la solución.
-¡¿Y no fue así?!
-Sí, así fue. Después de la lucha volví al mismo lugar. Las cosas no estaban igual, pensé que alguien debía haberlas cambiado, pregunté y me lo confirmaron. A pesar de ello, por los rastros y lo que recordaba haber visto, supe lo que sucedió.
-Lo que debiste ver, salvo que tus ojos estuviesen demasiado entretenidos en otras cuestiones, -bromea a su amigo.
Krould, a modo de lacónica respuesta, le propina un soberbio puñetazo en el hombro, que transfigura la cara de Daarko-, ¡¡ay!!, ¡animal!…
-Perdóoon… ¡Bueno!…Pues ya viste que me precipité a toda marcha como un toro…
-¡Nunca mejor dicho!
-¡Calla!, no me interrumpas…
-¡Vaaale!
-Al caer, el choque fue tan fuerte que rompí una de las estacas. Para romperla, tenía que estar trabada en algún lugar. Además, no podía estar apoyada sobre el suelo. Al levantarme, miré hacia donde estaban las piedras. Ya no tenían la misma posición que cuando las había visto un instante antes de tropezar. Se habían movido…
-¡Claro! ¿Pero tú sabes la torta que te pegaste, amigo? Era natural que se moviesen…
-Claro…, pero no tres buenos pasos. Y la que se había movido era la más grande. La otra estaba en el mismo lugar con el palo roto encima…
-¡Cor-cho-lisss…!
– Pues eso…
Y la historia continúa…