En busca del ahorro energético-3

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EL ENSAYO Y LA CONCLUSIÓN

 

Vuelvo a estar con vosotros para continuar narrando los acontecimientos que se darían en otros tiempos

 

…Las actividades en el poblado habían recuperado la normalidad envueltas en una cierta tristeza. La comunicación, el compartir y el amor en el que todos se vieron rodeados durante tantos días, fueron extremos.

Algunas mujeres y algunos hombres marcharon a otros lugares con sus nuevas parejas, con el corazón un poco encogido… Otros, quedaron, con sus nuevas parejas, con el corazón triste por los familiares que marcharon. Intentaron lograr compensar esa pérdida, aunque sabían de sobras que no sería nada fácil…

Por su parte, los dos amigos se reunieron en lo que había sido el campo de juegos. En realidad, pretendían estudiar juntos lo que le ocurrió a Krould aquel desafortunado día. Pensaron que lo mejor sería reproducir paso a paso el accidente. Buscaron los materiales necesarios, estaca incluida.

-Estaban a punto de dar el aviso para el arrastre de piedras y yo corrí como un loco para no llegar tarde. Noté que me descontrolaba –meditó el propio Kroul-. Pensé en Shieja y me volví a mirarla –se quedó un momento absorto-. Hice mal, no era el momento…
-Sí, esto es cierto, no fue buena idea –le reprocha su amigo.
-Los avisos de la gente me alertaron de que algo iba mal, miré hacia el frente con rapidez… Creo recordar cómo estaban colocadas las piezas…

Sin dudarlo, aunque con gran esfuerzo, situaron las piedras y la estaca en el lugar que Krould indicó. Se alejaron de los objetos y el joven protagonista del suceso se decidió a repetirlo.
Kroudl simuló las acciones con prudencia, pues no estaba en condiciones de remachar su herida. Parodia el traspiés, la lucha por no caer y la propia caída.
Como es lógico, el joven procura ser lo más fiel posible a los gestos y las posturas. Ensaya la trayectoria de caída para que coincida con la zona de su herida.
Una vez rememorado el recorrido, ambos se percatan de cómo se ejerció la presión que quebró la estaca. Krould se apoya con las manos en la estaca y, con prudencia, presiona…

LA GRAN SORPRESA

-Kroul, ¡¿tanta fuerza tienes, amigo?! Mueves la piedra más pesada…
-¡Es cierto, encontré lo que buscaba! No, Daarko, no hago tanta fuerza como crees. Ya verás, prueba tú mismo…
Daarko ocupa el lugar de su amigo e imita sus gestos al presionar la estaca. Pero influido por la impresión de que Kroul tenía que haber hecho bastante fuerza, él presiona con energía…
-¡¡¡Daarko!!! ¡Impresionante! Esto es lo que sucedió…
-¡¡¿Es posible?!!
La pesada piedra salió proyectada y recorrió más de un paso de distancia…

Un rebaño ovino, que era empujado con habilidad hacia las afueras del poblado, rodeó a los amigos. Sus corderos se erigiéndose en mudos espectadores del hallazgo. Mostraron en ello más interés que el pastor, que se limitó a comentar:
-Continuad haciendo el burro… ¡¡hasta que os rompáis la crisma!!

ES INDUDABLE QUE LA TECNOLOGÍA INICIABA SUS PASOS 

Pasaron bastantes días hasta que ambos jóvenes ajustaron la medida de las estacas para varios tamaños de piedras. Así, comprobaban las ventajas del aparato que sería ‘la palanca’…

La satisfacción que demostró el poblado, llenó de orgullo a Krould. Al final, resultó que el despiste que originó el accidente del joven no fue tan nefasto. Es bien cierto que el amor, si no mueve montañas, como mínimo, ¡mueve ‘rocas’!

Tal vez lo narrado pueda parecer paródico, pero, lo cierto, es que podría responder con bastante fidelidad a la realidad.
No cabe duda de que muchos de los hallazgos fundamentales de la Humanidad los han obtenido personas por pura casualidad. Pero con la coincidencia de estar ahí y saber ver aquello que nadie más supo ver…

El colofón intelectual de toda esta historia, no resulta tan espectacular como los juegos de las reuniones. Tampoco pudo someterse a la prisa. Simplemente transcurrió con el ritmo imparable de los asuntos de la Naturaleza.

Y la historia casi concluye