En busca del ahorro energético-4

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LA IDEA DEFINITIVA

 

La llegada del crepúsculo cada vez se hacía esperar menos. Los números circenses que organizaban las aves teñidas de rojo, en sus revoloteos, sorprendían a mujeres en sus quehaceres, pastores en su retorno, niños en sus juegos, mucho antes de lo esperado.
Este era el anuncio no pactado de la llegada del otoño…

A partir de ahora, los días serían más cortos, las partidas de caza menos frecuentes, los regocijos más pausados, las veladas familiares más prolongadas, los amores más insistentes…

Este fue el tiempo ideal para que Daarko pensara con tranquilidad sobre la importancia de su ‘comparación’, como él la llamaba.
Daarko meditó sobre lo práctico de las tablas para trazar ‘raya por objeto’, sin tener que transportarlos. Comprobó que la ventaja era sin duda importante. Ya no tendrían pérdidas materiales en las transacciones de trueque aunque no se llegara a aceptar la operación.

Pero era engorroso en extremo no poder realizar ni un trazo más ni uno menos de lo necesario. Además, podía resultar una sucesión interminable de rayas. De igual forma, había que recontarlo todo en el lugar de destino.

Daarko dio muchas vueltas al asunto, sabía que aún no había llegado al final en su idea. Para las personas dotadas de este tipo de inquietud, la imaginación lo llena todo en ciertos momentos.

EN LA BUSCA DEL AHORRO ENERGÉTICO

Se puede laborar sin cesar en las ocupaciones diarias, colaborar con los demás en cuantas cuestione se puedan plantear. Se puede luchar, compartir, alimentarse, vivir en todo su significado.
Pero no se puede escapar de la responsabilidad ni del curioso interés que embarga el alma: no se puede dejar de ser quien se es… Daarko no podía escapar de sí mismo. La realidad es que tampoco tenía la menor intención de hacerlo.

A pesar de discutirlo con su inseparable amigo, pasaron más días de los deseables hasta que el joven lograra plasmar su idea. Y lo hizo con un hecho sin precedentes.
Daarko decidió que lo que simplificaba de manera rotunda la cuestión que él mismo había planteado. Utilizaría un trazo vertical para lo que ahora consideramos una unidad. Además, asociaría trazos algo distorsionados en su grafía, para lo que consideramos ahora el dos, el tres, y así sucesivamente. Todo a partir de los dedos de la mano.
Esto hizo exclamar a Krould: -¡¡¡Prodigioso…, loco!!!

Y es que, en verdad, fue prodigioso. La concepción de Daarko, fue la predecesora de la impresionante mole conceptual-simbólica que es la Matemática.
Este invento del joven Daarko, representó un salto gigantesco en la intelectualidad del hombre. Fue un rotundo beneficio, entonces impredecible, para la vida práctica de la comunidad humana. Esto no hubiese sido posible lograrlo sin la madurez intelectual que proporcionaba usar el habla.

Transcurrieron muchos amaneceres y muchas puestas de Sol ante los escrutadores ojos del muchacho en la atalaya de sus meditaciones.
Allí, observó las magníficas representaciones, que la Naturaleza ofrecía a diario al Universo. Estas escenas fueron capaces por sí solas de despertar en Daarko la pasión de vivir.

Nuestro amigo pasó muchos días con la angustia de no acabar de perfilar su propósito. Y, por supuesto, muchas noches inquietas por no haberlo logrado…
Hasta que, por fin, idease el primer ‘sistema de numeración’ de la historia de la Humanidad…

 

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