En el centro está la clave

<<~ LA GEOMETRÍA DEL ANCESTRO-5

EN EL CENTRO ESTÁ LA CLAVE

Al atardecer del día siguiente, después de acabar los múltiples trabajos encomendados a los cuatro amigos, Shieja, Riemah y Krould se dirigieron hacia la casa de su amigo.

Como en tantas ocasiones, la aparente casualidad inició lo que sería un final feliz para las inquietas elucubraciones del joven Daarko en su búsqueda de lo que ni siquiera él mismo sabía qué era… Sí, los niños y sus madres, confabulados en inocente inconsciencia, entre los juegos que tanto ayudaban a los pequeños a madurar sus sentidos, entre risas y retozos, ofrecerían un paso más del largo camino de la creatividad.

Cerca de la casa de Daarko estaban unos niños que jugaban con sus madres. Estas se las ingeniaban para divertir a sus hijos con unos sencillos utensilios. En verdad el juego era de lo más sencillo: cogían una hoja de ficus y la ensartaban en cualquier punto con una ramita elástica que asían por el otro extremo. Luego, provocaban un movimiento para que la hoja diese vueltas alrededor de la ramita. Con ello lograban la sensación visual de un círculo de colores, diferente para cada hojita.

Otras madres realizaban un juego parecido pero de una forma aún más sencilla: disponían una cuerda trenzada en secciones de varios colores. La tomaban por un extremo y la hacían girar con rapidez mediante un gracioso movimiento de la muñeca, de forma que la mano permaneciera fija en el giro. El resultado era similar al otro juego pero permitía disponer de unos círculos coloreados tan grandes como se quisiera.

Riemah y Shieja se quedaron con losniños mientras Krould iba a buscar a Daarko. No pasó demasiado tiempo sin que apareciera el par de muchachos.

Ya desde lejos empezaron a saludarse mientras ellos se acercaban al grupo, y Daarko se interesó por lo que hacían las muchachas entre los niños. Se sonrió, pues ya conocía el juego y le parecía en verdad ingenioso. La realidad es que él mismo lo había utilizado para distraer a algún pequeño en las ocasiones que se lo había pedido su madre. Pero ahora, con una perspectiva más lejana, su impresión fue diferente.

Miradas furtivas permitieron a Daarko captar la impresión de conjunto de los dos juegos. Le pareció sorprendente el parecido con el asunto de la ‘estática’ araña, pues es estos juegos, siempre había una zona en la que los colores permanecían más quietos que en las otras zonas. En el caso de la ramita era el lugar donde se clavaba en la hoja; en el de la cuerda, ese lugar estaba cerca de la mano que la impulsaba.

Parecía que Daarko diese excesiva importancia al pasatiempo, pero el joven estaba procesando la información que había recibido. Al llegar junto a Riemah su semblante ya comenzaba a reflejar el estado de ánimo en el que se precipitaba sin poder evitarlo. Como es lógico, su amiga lo percibió de inmediato y quedó a la expectativa con prudencia. Daarko cogió a Krould del brazo en un brusco gesto:

-Krould, es fundamental que vayamos al bosque de inmediato, ¡vamos!

-¡Pero qué te pasa, amigo, qué te pasa! A estas horas es imposible ir allí. Sabes que hay que estar muy preparado para ir al bosque por la noche, porque cuando llegásemos ya habría oscurecido. Esto es imposible. Explícame qué te sucede y mañana, con tiempo suficiente, te aseguro que te acompañaré.

-¡Kroul, es muy importante, es muy importante!

-De acuerdo, no lo dudo. Pero esto no cambia el que sea una locura. Tampoco veríamos nada. Mañana será otra cosa, ¿no lo comprendes? Dime qué es lo que sucede, dímelo y ten paciencia.

Riemah toma con energía el brazo del exaltado Daarko y le arrastra hacia su casa mientras intenta calmarle con firmeza y cariño.

-Daarko, no sabemos qué te ha sucedido, pero Krould tiene razón. No puede haber nada tan importante que merezca el riesgo que correríais. Tienes que serenarte y mañana, si hace falta y tú lo deseas, iremos los cuatro juntos.

-Estoy de acuerdo –afirma Shieja, que hasta entonces se había callado por discreción.

-¡Lo siento, amigos, lo siento de verdad! Pero es que estoy ansioso por probar si es cierto lo que creo. –Y volviéndose hacia Krould, empieza a dar saltos gritándole -¡Krould, lo hemos encontrado, por fin lo hemos encontrado y necesito tu ayuda!

-Vale, loco, pero esto será mañana. ¿De acuerdo? Pero si no te importa, no me dejes en ascuas y dime qué es lo que ‘hemos’ encontrado.

-Lo que hacía tanto tiempo que buscábamos, Krould. Lo teníamos en las narices y no lográbamos verlo. Krould, ¡¡en el ‘centro’ está la solución!!

 

Ya no hubo forma  de hacerle salir del estribillo

Y la serie finaliza con ‘Fue una muy feliz idea’