Entre silencios se aprecia el sonido

 

ENTRE SILENCIOS SE APRECIA EL SONIDO

 

Se me hace muy extraño querer hablar… precisamente sobre el silencio…

La tremenda pega con la que me encontré al pensar sobre el tema, fue que una niña de diez años, en unos deberes de poesía que le pusieron en el colegio, me había cubierto el artículo. Y lo hizo de manera notable sin duda, y, sin duda, lo había hecho, precisamente, en silencio, que es la mejor manera de referirse a él…

La siguiente pega fue que percibí que corría el riesgo de haceros un escrito sin nada de nada, con silencio puro. Pero llegué a la conclusión de que, aunque ese silencio sería una muy original idea, estaría, precisamente o al menos en el fondo, apoyada en la gandulería. No me pareció propio…

Dando un paseo por cualquier Academia de la Lengua, hallaremos todo tipo de silencios, a partir del silencio de los justos. Aparte de la definición (ausencia de ruido, yo diría de sonido) las frases alusivas mandan:

El silencio es oro, el silencio vale un imperio, el silencio elocuente, el silencio de la carencia, el de la pausa. También existe el de la ignorancia, el imperativo del que acallan o el del que, sin más, se calla…

Es curioso percibir que a nadie se le ocurrió hacer referencia al silencio de manera ponderada (algo es algo). Digo esto pues nadie dijo nunca que el silencio valga su peso en oro, ¿vale? Aunque sí, a algunos, el silencio les pese como una losa de mármol o de lo que sea, que para el caso es lo mismo…

¡Vaya!, pasemos a lo serio, que ya va tocando silencio…

La energía, en esencia, es silencio; sus manifestaciones pueden ser hasta ensordecedoras, pero ella, en sí, es silenciosa…
El Universo era energía, energía contenida que, en un punto crítico se manifestó en un instante de estruendo… Luego, volvió el silencio, el definitivo silencio que reina en el Cosmos…

De manera bucólica se dice que se oye el silencio… Puede hasta ser cierto si contamos con el eco de aquel cataclismo benéfico que daría pie al nacimiento de la Tierra.
Ese silencio es como la sombra al alba, que acentúa las bellezas de la Naturaleza, ofreciéndoles la dimensión que necesitan para mostrarse aún más hermosas…

Al clamor desesperado de los humanos, siguen profundos silencios. Tal vez sea herencia del ancestro…

No sé si en ese ancestro los dioses mostraban el silencio que ahora muestran ante tanta barbarie y tanta insensatez… Bueno, tal vez sea necesario interpretar, ahora, ese silencio de los dioses…

Y, aquí apareció un tropel de sugerencias en desorden, como aquel inicio estelar de las Tierras:

El silencio de los corderos…
Los sonidos del silencio…
Los ricos silencios de la música…
El silencio como respuesta…
El silencio, a veces, duele lo suyo…
El remedio del silencio…

Hay silencios imperativos…
Los hay… rogados.

Tatatá, tatatá…
Piensa
Tatatá, tatatá
Mira
Tatatá, tatatá
Habla

Sé todo esto, lo sé. Entonces, ¿qué es lo que pasa…?

Con esta barahúnda de impresiones lanzadas en tropel incontenible contra las paredes de mi cerebro, me miré al espejo. Entonces, cerré profundamente los ojos y le dije… ¡¡escucha, escucha y… calla!!